Una obra de Picasso inspira dos talleres olfativos
Este mes de abril tuve la alegría de impartir dos talleres de iniciación olfativa en el Musée Réattu, el Museo de Bellas Artes de Arles (Francia), durante sus actividades de "visita y merienda" durante las vacaciones escolares.
Durante mi visita preparatoria al museo, tuve la oportunidad de descubrir sus obras permanentes para elegir la que iba a ser la inspiración para futuros talleres destinados a un público familiar (un niño a partir de 6 años y un adulto).
La selección recayó en el cuadro de Pablo Picasso titulado "Lee Miller de arlesiana" de 1971.
Por supuesto, la idea de evocar en olor de Arlés (Francia) era muy inspirador por varias razones: la figura de la mujer arlesiana, la hispanidad muy marcada y llena de colores de Pablo Picasso (al haber vivido en España 18 años, no pude resistirme... ) y la figura de una fotógrafa estadounidense, Lee Miller, muy conocida por haberse fotografiado en el baño de Hitler después de la guerra (lo que dice mucho del personaje).
Elegí diez ingredientes olfativos de mi órgano de perfumista para que este taller destinado a un público joven.
La arlesiana, esta reina de belleza de las emblemáticas fiestas taurinas de Arlés y de la que Picasso era aficionado, lo evoca el Oud, este árbol asiático con un olor a cuero, casi animal.
El carácter asertivo de Lee Miller se traduce olfativamente con especias como el potente y ácido jengibre azul y su faceta cítrica. Le hice otro pequeño guiño a Lee Miller con la hierbabuena, esa menta dulce que huele a los chicles traídos a Europa por los soldados americanos durante la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a Picasso, lo represento con canela, esa especia picante que gusta mucho a los españoles y que usan hasta en el café.
Completé la paleta de ingredientes inspirándome en los colores del cuadro:
- verde con bergamota y hoja de limón
- blanco con sándalo blanco y almizcle
- el color morado del esmalte de uñas en los dedos de Lee Miller con violeta
- el color rosa del fondo del cuadro con rosa
Un cóctel de ingredientes como presagio de hermosas creaciones.
Llegó el día. Preparé la sala para el taller.
Luego presenté sucintamente mi práctica combinando fotografía y perfumería, lo que en definitiva se parece mucho a mi práctica, combinando en esta ocasión las expresiones artística y olfativa.
Después de esta pequeña presentación durante la cual les hice oler dos perfumes inspirados en mis fotografías, fuimos todos al museo para descubrir la obra de Pablo Picasso, guiados por Elizabeth Pouliquen, mediadora del museo.
Fue un momento muy agradable escuchar los comentarios de los niños sobre este trabajo que les cuestionaba.
De regreso al espacio de actividades, les presenté uno por uno los diez ingredientes disponibles. Distribuí tiritas para oler a cada participante. Dejé un momento de intercambio para que se expresaran sentimientos y para tengan tiempo de anotar en su hoja de formulación.
Una vez olidos y evaluados los diez ingredientes, llegó el momento de la composición. Les aconsejé utilizar un máximo de 5 ingredientes para su fórmula no sea demasiado compleja. Me acerqué a cada grupo para guiarlos, responder a sus dudas y sus preguntas.
Una vez anotada la primera fórmula en la hoja, llegó el momento de empezar a contar las 50 gotas que la componen en un pequeño frasco utilizando los frascos cuentagotas colocados delante de cada pareja de taller.
Olí la creación, les pregunté qué pensaban de ella y les aconsejé modificaciones hacer para el segundo y luego el tercer ensayo.
Una vez finalizado, cada participante seleccionó su ensayo favorito para que pesé con mi balanza de precisión en una botella de 15ml que se llevaron a casa como recuerdo del taller.
La experiencia se repitió dos días después con otro grupo.
Me encanta compartir mi pasión para el oficio de perfumista, y aún más, en un entorno artístico y cultural.