Encuentro inesperado con un perfume
Nadie usaba perfume en casa. No era parte de mi universo. Mi primer contacto con el perfume llegó a una edad bastante avanzada.
Mi primer recuerdo olfativo consciente podría ser el olor a jabón. Por supuesto, el jabón de Marsella, pero curiosamente es el jabón de Camay que perfumaba el baño de esta sofisticada madrina mía, que primero me viene en mente.
Pero mi primer encuentro real con una botella de perfume fue en el liceo de Nimes (Francia). Un día, acompañé a una amiga a una perfumería. Le gustaba mucho el perfume, y yo, no tenía nada de cultura de perfume. Como usaba Shalimar de Guerlain regularmente (¡a los 14 años!), íbamos con frecuencia a la perfumería ubicada frente a nuestra escuela secundaria. El perfume para mí era algo muy exótico y bastante incomprensible. Los perfumes y su poder mágico de atracción y seducción: ¡Recuerdo que temía mi falta de control ante los posibles efectos colaterales!
Unos años pasaron y cumplí 16 años. Me contrataron por un verano en una ferretería en Coucouron, un hermoso pueblo del departamento francés Ardèche ubicado no lejos de la fuente del Loira. La tienda fue simplemente increíble. Una verdadera cueva de Ali Baba. Había tornillos, cebo para la pesca, ollas a presión y perfumes. Si, ¡perfumes!
Recuerdo que un día paseé por la tienda y descubrí algunos perfumes en una estantería. Los olí a todos y me gustó mucho uno de ellos. Lo olí unos días después y decidí comprarlo tan pronto como recibí mi primer sueldo.
Estaba alojado en una hermosa botella azul cincelada. Su olor era muy reconfortante, como un cascarón. Decía algo sobre mí que me gustaba cuando lo llevaba. Un nuevo lenguaje interesante.
Lo usé con tanta frecuencia que un año después la botella estaba vacía. Desafortunadamente no tuve la posibilidad de conseguir otra botella, ya no recordaba su nombre.
Veinte años después, no recuerdo las circunstancias exactas, tuve la oportunidad de oler por primera vez el perfume Dune de Christian Dior. Curiosamente, me recordó recuerdos vagos. El olor ... ya había olido eso ... Pero no recuerdaba dónde y con quién lo llevaba. Estos fragmentos de sensaciones eran bastante extrañas para mí, por no tenía cultura del perfume, con la posible excepción del episodio Shalimar, pero mi memoria seguía muda.
Olí a Dune varias veces después de este episodio hasta que un día me visualizé en la ferretería. Entonces me di cuenta de que la primera colonia que había comprado era en realidad una copia barata del perfume Dune de Christian Dior creado por el perfumista Jean-Louis Sieuzac. No quisiera hacer propaganda aquí de las copias, pero creo que no me habría convertido en una usuaria de perfume en ese momento si no hubiera sido así. Era demasiado tímida para ir a una tienda de perfumes. La gran cantidad de opciones en estas tiendas me aterrorizaba. ¿Cómo se puede sentir una posible conexión de un olor consigo mismo en un ambiente tan poco íntimo?
Quizás es por eso que me gusta la alternativa de perfumerías de nicho donde se presenta una gama limitada de opciones. Entra, huele a su propio ritmo y se deja llevar por las emociones que los perfumes provocan. Me gustaría un entorno así, un ambiente tranquilo para los perfumes que estoy creando actualmente.