Tres creaciones olfativas para el Château Borély
El Château Borély, el museo de artes decorativas, de la loza y de la moda de Marsella (Francia), me encargó crear tres fragancias inspiradas en tres jarrones de la exposición "Soplos: 10 diseñadores · 10 años · 10 jarrones", y que presenté durante el evento mensual “El jueves es Borély” hace unos días.
Combinando ya en mi práctica el arte de la fotografía y la perfumería, fue un placer crear tres fragancias inspiradas en los jarrones que ganaron el Grand Prix Design Parade Hyères.
Los tres jarrones que transcribí en olores son Spectrum del islandés Brynjar Sigurðarson, Rot Chili de Laura Couto Rosado y Vase Composé de Samy Rio.
SPECTRUM, 2015
BRYNJAR SIGURĐARSON (1986, Islandia)
Este jarrón vibra de naturaleza, sensaciones que me propuse transcribir en olor.
Su evocación olfativa...
Una naturaleza que crepita, el verde que ascendente y una cierta sensación de asfixia de un verde concentrado. La fuerza y el vigor de la naturaleza en una atmósfera mineral, la humedad de la madrugada. El presagio de un nuevo día donde todo es posible.
Luego, la tierra húmeda emerge poco a poco de este infierno verde que crepita a nuestro alrededor.
Poco a poco, la explosión verde del inicio amaina y estamos en presencia de un relajante olor a verdor y al nacimiento de un olor amaderado. Parecido al olor de un claro apacible en el que tumbarnos para conectar con la naturaleza salvaje y protectora.
ROT CHILI, 2014-15
LAURA COUTO ROSADO (1984, Marruecos)
Este recipiente en ciernes me pone frente a mi misma, con los riesgos que hay que correr para liberar mi potencial así como el de la creadora. Hay tensión en el aire. La transgresión está aquí teñida de rojo. Arriesgarse a romperlo o no hacer nada y no aprovechar su potencial. Me propuse traducir esta ambivalencia en olor, en el límite, entre transgresión e inmovilidad.
Su evocación olfativa...
Se nos asalta la nariz con el olor acre, como la forma puntiaguda del jarrón, de esta energía del hacer, la cual está rápidamente empujada hacia la inmovilidad, hacia un arrullo, por una nota polvorosa sorda y redonda.
La nota especiada del principio se ve cada vez más amortiguada por esta sensación polvorosa. Este cuestionamiento sobre el hilo, romperlo o no romperlo. Nos vuelve loco. Damos vueltas en círculos, como cuando no podemos decidirnos.
Luego el entusiasmo se va apagando poco a poco y nos encerramos en nuestra zona de confort, como en este vacío cerrado. No, no lo vamos a romper. Queda la ambivalencia, como un interrogatorio a lo lejos.
VASE COMPOSÉ, 2015-16
SAMY RÍO (1989, Francia)
Un jarrón del cual resalta la ingeniería para que todo encaje. Sí, pero veo más la ingeniería de los planetas, y su rumbo preciso para nada se choque. Veo un planeta azul con su anillo blanco. Me hace pensar en el espacio. ¿A qué huele el espacio? Según los astronautas, el espacio tiene un olor metálico, casi industrial (y aquí coincidimos con la intención del artista), a ron, frambuesas, azufre y bistec asado/quemado.
Su evocación olfativa...
Nuestra nariz se llena de un olor a espacio aireado y azufrado, a taller mecánico, a plástico calentado y a ron. A un olor metálico y a tocino asado. El olor de los átomos frotándose, de los planetas calentándose y sus engranajes bien engrasados.
El olor a quemado así como la nota metálica están cada vez más presentes. Esa sensación de olor mecánico nos marea más y más. Estamos perdiendo el equilibrio.
Este olor metálico y sulfuroso es insoportable. ¿Qué somos ante tanta fuerza? un grano de arena.
Lo que queda es un olor aireado, azufrado, quemado, el olor del espacio, en ingravitez.
Estas tres creaciones hechas a medida serán el tema de los talleres “Un jarrón, Un olor” destinados a niños y adolescentes el 27 de octubre. Regístrate y ven a descubrir el mundo de la perfumería artística.